Altazor en la Jornada Mundial de Jóvenes en Rio

El día viernes 19 de julio un grupo de diecisiete alumnos de distintos grados de enseñanza media, comenzamos un intenso viaje hacia la Jornada Mundial de la Juventud en compañía de dos de nuestros profesores: Miss Alejandra González y Sir Julio Ramírez.

No fue fácil abordar con rapidez y fluidez el comienzo de este trayecto. Las condiciones del clima nos jugaban en contra y los dos primeros días nos fue imposible cruzar el límite que nos separaba de Argentina para poder dirigirnos directamente hacia Brasil. Se corría el gran riesgo de que nuestro viaje fuese cancelado, sin embargo, y a pesar de las dificultades, la mano de Dios se manifestó abiertamente en cada paso revelándonos el gran significado de este encuentro: el valor y sentido de ser Iglesia, de ser Uno con los otros y Dios, de encontrarse en la hospitalidad, en la oración en conjunto, en la urgencia, en la esperanza y el cariño desinteresados.

Logramos partir de manera definitiva el domingo 21 de julio, luego de hospedarnos bajo el techo de una congregación de Santiago que nos acogió con cariño y ternura, embarcándonos en bus durante tres días hasta arribar Río de Janeiro el miércoles 24. Una vez allá, logramos ser testimonio de uno de los acontecimientos más bellos que hemos tenido la oportunidad de vivenciar: cientos de jóvenes de los más diversos continentes unidos por un solo fin, el más puro y eterno: Dios.

El Amor, el Cariño y la Fe embriagaban cada rincón de Río, cada rincón de nuestros corazones, y las sonrisas contagiosas de todos se complementaban con los bellos paisajes de la ciudad y los esperanzadores discursos del Papa Francisco.

No nos queda más que darle las gracias a nuestros valientes profesores acompañantes, que cuidaron de nosotros dos semanas completas en tierras extranjeras y que apoyaron este bello proceso desde un principio; a los directivos quienes nos dieron el soporte y las autorizaciones necesarias para poder asistir, a todos los administrativos, apoderados , alumnos  y profesores que se unieron en oración por nosotros y, por sobre, todo a Dios, por ser enteramente parte de esto y mover con ternura nuestros pequeñitos senderos hacia la JMJ.