Pastoral
«La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús».
«Evangelii Gaudium»
La Pastoral es el anuncio de Buena Noticia de Cristo y su Evangelio, para todos los hombres. La Buena Noticia es Cristo el buen Pastor que da la vida por sus ovejas (Jn 10, 11).
Nuestro colegio quiere hacer presente a Cristo como el Buen pastor, que camina junto a nosotros, nos ama, nos llama a cada uno por nuestro nombre y nos invita a escuchar su voz.
Como Pastoral queremos transmitir la Alegría del Evangelio para que nuestra comunidad se impregne del amor de Cristo y sea portadora de Él al mundo que nos rodea.
De esta manera nuestra acción se desarrolla a través de las siguientes actividades
En el Anuncio de la Palabra:
- Preparación a los sacramentos: Primera comunión, Confirmación, Reconciliación.
- Pastoral juvenil
- Jornadas y retiros de las comunidades pastorales
- Jornadas de cursos
En la Celebración de nuestra Fe:
- Eucaristías que acompañan los procesos de nuestra comunidad durante el año (Misa inicio del año escolar, Misa del aniversario del colegio, Misa de término de la enseñanza básica, entre otras).
- Celebración de los tiempos litúrgicos y fiestas de nuestra fe (Semana Santa, Pentecostés, Mes de María, etc.)
- La oración de cada día (Oración de la mañana, al empezar cada assembly, en reuniones de profesores)
- Sacramento de la Reconciliación
En la Acción cristiana al servicio de los demás:
- Campaña de la canasta de alimentos a las familias de nuestra comunidad
- Mes de la solidaridad, (acción solidaria de las comunidades de curso culminando con el día de la solidaridad de toda la comunidad).
- Acción solidaria en hogares y otros, de las comunidades de confirmación y pastoral
- Proyecto de misiones.
Siendo estas las actividades más importantes que atraviesan el quehacer de nuestra pastoral, cada año escuchamos la voz del Buen Pastor que nos indica las acciones a seguir, tomando en cuenta la comunidad que tenemos, la historia que vivimos y los ideales de nuestro colegio, especialmente el de la excelencia, a la que el mismo Cristo nos llama a vivir, como hijos de Dios.