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«Para que el amar eduque hay que amar y tener ternura. El amar es dejar aparecer. Darle espacio al otro para que tengan presencia nuestros niños, amigos y nuestros mayores».
La invitación de Humberto Maturana acerca de la educación del amor, está plasmada de ternura desinteresada, de un corazón que se abre de par en par para donarse de manera oblativa.
Desde ese óptica cobra sentido el amor y el desprendimiento, legitimando a un otro como prójimo, en el cual nos despojamos de nosotros mismos para salir a su encuentro de manera generosa, visibilizando al hermano como si fuese un otro yo…
Sir Guillermo González
